Con esta pregunta me he dirigido a varios profesionales, descubriendo que la opinión al respecto es muy variada y que ambos objetos tienen sus pros y sus contras, y por tanto es el dueño el que debe sopesar las dos posibilidades y elegir la más adecuada para su perro.
Cooper en la playa de Barro (Asturias) |
El veterinario nos recomendó entonces que usáramos un arnés para evitar que los tirones le afectasen en la zona del cuello hasta que el virus remitiese.
El resultado no se hizo esperar. No sólo dejó de toser durante los paseos, sino que se hizo evidente que el perro se encontraba mucho más cómodo.
Además, mucha gente (incluidos nosotros, al principio) cree que el collar es más efectivo para evitar que el perro tire de su dueño cuando va atado. Pues bien, lo cierto es que este problema es una cuestión de educación, y no tiene mucho que ver con llevar puesta una cosa u otra.
Nosotros pudimos comprobar que, con el arnés, Cooper tiraba de nosotros con la misma fuerza que cuando llevaba collar, y por eso dedicamos una buena parte de nuestro tiempo a corregirlo.
Mi consejo: dar paseos largos y sin prisas es fundamental, al igual que obligarle a parar y sentarse cuando tira y premiarle con alguna "chuche" cuando camina a nuestro ritmo.
Tipos de arnés
Las dos modalidades de arnés. |
Este tipo de arnés es muy práctico y fácil de poner, ya que solamente hay que introducir las dos patas delanteras en los huecos y abrocharlo en la espalda, mientras que en el otro caso hay que ajustarlo también en el cuello.
Mi consejo: durante el primer año de vida del perro - especialmente los de tamaño grande - se producirán cambios bruscos en sus dimensiones, por lo que recomiendo utilizar collares que se puedan ajustar varias veces a medida que el perro va creciendo.
Eso sí, una vez que vuestra mascota haya alcanzado su tamaño definitivo, sugiero (siempre desde mi experiencia personal) que os decantéis por un arnés americano. A ser posible uno como el que podéis observar en la fotografía, que va acolchado por dentro en las zonas que entran en contacto con el perro para que el material con el que está fabricado no le roce al caminar.